F O T O G R A F O German García Adrasti
 
 
 
 
   
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El hombre trata de explicar lo que quiere mostrar a través de todas las imágenes que tomó, mientras despliega decenas de fotografías sobre la mesa. No deja de mirar al que tiene enfrente. Abre la mochila. Saca una pequeña cámara, discreta y sencilla. Sigue hablando y viendo a los ojos del otro, pero sus manos, autónomas, hacen con la máquina lo que no pueden dejar de hacer: fotos.
Allí, sobre la mesa, las manos de los músicos se posan sobre las cuerdas, botones y teclas. Los ojos de los músicos se vuelven hacia adentro, tras los parpados cerrados. Como atados a un destino, allí están ellos, todos, ejecutando sus instrumentos: piano, bandoneón, violín, contrabajo, cámara.
Un maestro dijo alguna vez que las notas no son la música, porque las mismas notas, en manos de un artista, nos hacen sentir. Dijo también que la música es algo que las notas contienen, pero debe haber un intérprete que las haga llegar.
Así, las fotos no son instantes capturados en un territorio acotado. Son la mirada y el sentir del que ejecuta su cámara, como un intérprete más, en el brillo de un estudio de televisión, la penumbra de un camarín o el arco iris luminoso de un escenario.
Se trata, entonces, de permitir que la sabia magia suceda.

Gabriel Tijman

 
Durante el 2002 tuve la suerte de poder estar muy cerca de estos históricos maestros, compartiendo parte de su gira por Argentina.
Agradezco a todos los músicos Pepe Libertilla, Luis Stazo, Mario Abramovich, Eduardo Walczak, Oscar Palermo y Osvaldo Aulicino y a los que me ayudaron a que pueda acceder a ese lugar, Enrique Marmonti y especialmente Marta del Pino.

German García Adrasti