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GUILLERMO BAZZOLA
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Mi casa fue siempre musical. Por diversas razones, en cierta medida la imposibilidad económica, mis padres nunca llegaron a concretar el interés musical que ambos habían tenido en sus infancias. Conservaron, sin embargo, el gusto por la música, mi madre escuchaba radio todo el día y cantaba muy afinadamente, mi padre no era tan afinado pero era un gran escuchador, tenía una buena discoteca. Otro que tenía una buena colección era un tío mío con quien teníamos una relación muy cercana en aquella época. De modo que para mí, escuchar música siempre fue lo más natural del mundo, hoy día me siguen llamando la atención las casas sin discoteca.
Fue una música que me fascinó antes y más que cualquier otra. Sobre todo mi tío tenía discos de jazz, de Benny Goodman, Glenn Miller, Duke Ellington. Además, en los ‘60s y ‘70s era usual escuchar jazz, Dave Brubeck, por ejemplo, en radio. Además, en radio había muchos programas especializados en jazz, y yo trataba de escucharlo a todos, ya que al menos a mí no me resultaba fácil conseguir discos.
Por ahí escuché decir que el jazz no es una música sino una manera de hacer música, y no está mal eso. Se puede decir que el jazz es esto, y también ese estilo, o mejor dicho esa tradición musical que va de Buddy Bolden a nuestros días pasando por Armstrong, Ellington, Parker, Miles Davis, Coltrane, Anthony Braxton y muchos otros.
Yo creo que se puede hablar de influencia en la medida de que uno adopte una solución ajena para un problema propio. Para un músico de jazz los problemas pueden tener que ver con la técnica del instrumento, con cuestiones relacionadas con la composición o la improvisación, y también con la forma de elegir un repertorio, formar un grupo o coordinar un ensayo, entre otras cosas. En ese sentido, la mayor influencia está derivada de la propia experiencia y de las personas con las que uno habitualmente trabaja.
Hace muy poco que me he mudado a Barcelona, que es una ciudad muy dinámica, en la que hay muchos músicos, muchos estudiantes y unos cuantos sitios en los que tocar. Mi intención es estar lo más activo posible, estudiando, escribiendo, tocando y también enseñando. En cierto sentido me interesa continuar con cosas que tenía trabajadas en Buenos Aires y poner en marcha ciertas ideas que fui maquinando en este último tiempo.
Básicamente agradecer el interés por nuestro trabajo y la difusión que, con mucho esfuerzo, hacen de él. A pesar de la difícil situación del país, siempre es reconfortante ver que la maquinaria de la música creativa no se detiene. |