Jazz con Argentinos
Hubo música. Mucha música.

El viernes pasado, en Thelonious, toqué con mi quinteto Arida Conta compartiendo programa con el estupendo septeto de Mariano Otero.
Fue una noche musicalmente impresionante.
Hubo música. Mucha, y buena música.
Tuvimos gran cantidad de público y la gente que vino a escucharnos disfrutó, desde el más respetuoso de los silencios, de nuestras propuestas hasta la última nota.
Mariano y el septeto anticiparon parte de la música del disco que acaban de grabar y que estará editado en unos días más, y nosotros estrenamos algunos de los 7 movimientos que forman la suite "Cruces" una obra nueva que será grabada antes de fin de año.
Entre las dos bandas estaban congregados diez de los artistas más activos de este momento y -a mi gusto- varios de los más notables.
Este concierto dejó expuestas un montón de cosas que, en mi opinión, son relevantes: de esos diez músicos, siete lideramos nuestros propios proyectos (*) lo cual genera una sinergia creativa muy particular y una energía que termina siendo expansiva y contagiosa; todos estamos honestamente comprometidos con el desarrollo de un lenguaje que -ampliamente informado- busca una personalidad distintiva y única; es la primera vez desde hace muchísimo tiempo en Argentina que diferentes generaciones de artistas de jazz interactuan en forma consistente, no casual, como parte de la misma escena (Hernán Merlo, Mariano Otero y Jerónimo Carmona comparten escenario como parte de este ciclo, como lo hicieron el Viernes Ernesto Jodos y Francisco Lobuolo, por ejemplo).
 


Y hay más: nuestra búsqueda hacia un lenguaje propio no se refiere tan solo al desarrollo de códigos improvisatorios personales sino a la composición, al manejo de formas extensas, a la conceptualización, a la búsqueda de una mayor abstracción en la música popular, al desarrollo de un lenguaje y un sonido grupal, y a la búsqeda de una interacción real y espontánea en la improvisación colectiva.
En términos concretos, a la hora de un concierto como el del Viernes, esto se traduce en energía viva y palpable, donde todo ocurre al borde entre el error y el acierto, entre encontrar y no encontrar, pero siempre buscando.

Al finalizar el concierto, lleno de alegría por haber sido parte de esto, me acordé de algo que viví en Nueva York (entre el '90 y el '99) donde un proceso idéntico tuvo lugar y toda una generación de músicos circulaban entre los clubes Knitting Factory, Smalls y Tonic para acabar dando a luz propuestas que hoy llegan -consagradas internacionalmente- a la Argentina: Dave Douglass, Kurt Rosenwinkel, Brad Meldhau, Erik Friedlander, Ben Monder, Omar Avital, Avisai Cohen, Chris Potter y Chris Speed, por nombrar solo a algunos de los más visibles de un grupo que es aun mucho más grande.
Esto mismo está pasando aquí, en Argentina, al sur, del sur, del sur, donde casi nunca pasa nada primero, y sería una pena inmensa que la gente no lo sepa, que desde los medios no se la convoque a venir a escuchar, que se la invite a verlo pasar mientras pasa, a ser parte de la magia de la música creativa "en vivo".

El viernes hubo música. Mucha música. Hubo energía, riesgo y búsqueda, mostrando que, en un medio en el que funcionan -casi de manera excluyente- productos prefabricados diseñados para el formato de los medios de difusión, también ocurren otras cosas. Y aunque muchas veces los medios sientan que es difícil hacer de esto una historia "interesante" para el lector o el televidente, la historia interesante es la que cuenta la música que se está haciendo en los clubes, que sigue transcurriendo sin que la mayoría de la gente lo sepa.


Sería maravilloso que la prensa, a pesar de las presiones, no se limite a amplificar fenómenos y se anime a intentar modificar costumbres, para poder cambiar -Ustedes y nosotros- el curso de las cosas. Aunque sea un poquito

Se agradecerá mucho el apoyo que puedan darnos.

Abrazos,

Fernando Tarrés.

 


(*) Ernesto Jodos lidera su trío Cambio de Celda, un quinteto y un sexteto, Enrique Norris lidera el trío MES, Mariano Otero su septeto, Luis Nacht lidera su grupo Nachtmusik, Rodrigo Dominguez lidera un flamante trio como lo hace también Juan Pablo Arredondo. Yo, por mi parte, reinvento mi eternamente mutante grupo Arida Conta.