Delirio de Laura Restrepo

Juan Manuel Caravello
 


ANECDOTA. Un hombre viaja por negocios y descubre a su vuelta que su mujer no solo no esta en su casa sino que la tiene que ir a buscar a un hotel, cuando llega la encuentra "sentada al fondo, mirando por la ventana de muy extraña manera". "Cuatro días de ausencia durante los cuales no tengo ni pálida idea de lo que pudo suceder; cuatro días oscuros y atroces que se tragaron mi vida como agujeros negros" . A partir de este punto la trama explota hacia atrás y hacia adelante contando varias historias que son una sola: la de Agustina, la de su pareja, la de su familia, la de su país.

RIESGO. Si algo debo resaltar después de haber experimentado la lectura de Delirio es el riesgo que toma la autora, es la decisión de olvidar la linealidad temporal, la unidad de la voz narrativa, y sobre todo de dejar en el ultimo cajón de alguna repisa olvidada la necesidad de juzgar a los personajes.

Otro rasgo importante es la nada despreciable decisión de haber escrito una novela que es latinoamericana sin querer o mejor dicho sin proponérselo; en otras palabras que no es pretendidamente latinoamericana, sino que lo es necesariamente.

Sabemos que no representa ninguna novedad contar la historia desordenadamente, desde Faulkner hasta Roa Bastos hay muestras fantásticas de esta manera de narrar, pero que con semejantes antecedentes y sobre todo con la dificultad de salir airoso, que un autor elija hoy ese sistema sigue siendo un signo de valentía que se agradece; teniendo en cuenta que la comparación puede ser letal. La elección autoral fue dejar hablar a algunos personajes, a otros mirarlos de cerca y a otros metérsele en la cabeza para dejarnos ver el alma revuelta por el tormento de la locura. La narración "polifónica" de Restrepo tiene cierta lógica si se piensa que busca reflejar de algún modo la cabeza desordenada de la delirante protagonista de la novela.

PREJUICIO. Siempre fui respetuoso de mis prejuicios, bastaba un nombre ridículo o una cara que me cayera mal para tachar de la lista de autores a leer hasta al mas Nóbel de los escritores. Un ejemplo claro es Hector Tizon que me resulta aburrido aunque nunca lo leí. No se pregunten como es esto posible porque todos deben tener una lista no escrita de autores que les dan sueño de sólo leer la tapa de sus libros. Pero no solo de sueño vive el prejuicio, también de superficialidad; es el caso de Laura Restrepo que quedo "pegada", junto a otras autoras latinoamericanas de profesión como Isabel Allende o Marcela Serrano, a cierta literatura de y (esto es lo mas grave) para mujeres. Separarla de esa mala compañía fue la primer tarea para poder acercarme a Delirio, su nueva novela y es lo primero que le recomiendo hacer, amigo prejuicioso; lo segundo es que lea la novela y que la disfrute con inocencia de los niños o los locos.



Juan Manuel Caravello

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